Todavía recuerdo aquel día en el que conocí a Sergio. Un tío menudo, siempre bien vestido pero con un aire rebelde. A pesar de que su poblada cabellera y bigote le daban una apariencia de científico loco era un gran abogado.
Por aquel entonces yo estaba estudiando y solíamos encontrarnos en la tienda de maquetas de nuestro amigo Antonio Lara a la hora del café. Esas pequeñas tertulias en las que se quitaba la toga y charlábamos de maquetas, de novedades y de proyectos futuros estaba claro que lo hacían feliz. Se entusiasmaba hablando y de alguna manera transmitía ese entusiasmo a los que participábamos de su compañía.
Poco a poco nos fuimos haciendo más amigos, y hoy, más de 20 años después siento una punzada en el corazón al pensar que no podremos más que recordar esas tertulias o esos ratos en los que nos sentábamos a trabajar entre resinas y plásticos, transformaciones y planos, para hacer aquello que más le gustaba.
Hoy el modelismo está de luto por partida triple, nos ha dejado un gran aficionado, una gran persona y un gran amigo. A ti te dedico estas líneas, descansa en paz Sergio!